Premio Max a Fernando Arrabal

Imprimir
Usar puntuación: / 0
MaloBueno 

Concesión del premio de honor Max a Fernando Arrabal. Entrevista publicada por www.elcultural.es

 

 

Arrabal

“El teatro del renacimiento actual es catastrófico y genial”




Fernando Arrabal. Foto: Carlos Barajas

 

La concesión del Premio de Honor de los Max a Fernando Arrabal supone cancelar la deuda que el teatro español tenía con su autor más internacional. Del reconocimiento de la profesión hacia su persona, que recibirá el premio la noche del lunes en Bilbao en una gala conducida por la bailarina Sol Picó, ha hablado el dramaturgo con El Cultural. Además, el crítico Javier Villán recorre los principales galardones de esta edición, que cumple diez años.

El Trascendente Sátrapa del Movimiento Pánico, del que Fernando Arrabal fue uno de sus fundadores, continúa residiendo en París, ciudad en la que se exilió en los años sesenta del siglo pasado. Desde la capital francesa responde a la entrevistra planteada por El Cultural.

–Acaba de ser galardonado con el Premio Max de Honor por su “vasta aportación al teatro español”. ¿Considera satisfecha con este premio –otorgado por la profesión escénica– la deuda que tenían contraída con usted?
–¿Qué deuda? ¿Cuánto cuesta Calderón? ¿Y su barca? ¿Legó la hoja escrita de su testamento para que se subastara en Christie’s? Si Adán no hubiera sido vegetariano, se habría comido a la serpiente.

–Cada vez se representan más obras suyas en España, ¿se ha normalizado ya la presencia de Fernando Arrabal en el teatro español?
–El teatro del actual renacimiento es catastrófico, confuso y genial como las conjeturas de Schopenhauer. Su presencia ¡albricias! No se normalizará ni aprendiendo a dibujar nuestras propias huellas digitales.

–¿No le agrada, en cierto modo, ese desprecio hacia usted y su obra que hubo en España?
–Quien mucho desprecia ignora lo que aprecia; como si la teoría de motivos no existiera sin Wittgenstein o como si necesitáramos pelar cebollas para llorar.

–¿No teme que el Gran Patafísico acabe domesticado a fuerza de galardones y reconocimientos?
–Los grandes patafísicos… es una trinidad formada por humor, memoria y ciencia. Los cinco sátrapas nos preguntamos “¿Y si las orejas se le volaran al conejo con su cepillo de dientes?” No se puede domesticar el mareo en alta mar bañándose en la piscina de un trasatlántico.

–Usted ha dicho que se descubre ante B. Brecht porque pudo escribir la vida de Galileo y que en cambio usted, cuando escribe, sólo sabe hablar de sí mismo. Esto, ¿no es al fin y al cabo a lo que aspira un artista?
–Algunos pretenden que Jünger fue un sumiso soldado de la tiranía hitleriana, D’Annunzio de la mussoliniana, Lope de la inquisitorial, García de la castrista, Picasso de la estalinista… [Arrabal entre hipos bebe otro vaso de quinina con horchata light]… No sé a santo de qué digo lo que digo. Por eso en cuanto me pongo a responder a las preguntas de El Cultural las palomas de mis balcones calzan botas. Y dan zancadas a lo Groucho Marx.

–En su obra Carta de amor concede voz a su madre para que se explique, ¿ha conseguido usted entender ya el pasado que le perseguía?
–Pero la fotocopia de una fotocopia no consigue un original. A mi madre dos desgraciados le quitaron la vida y la fortuna a las doce en punto de la primera Nochebuena del tercer milenio. Ojalá conozcan el arrepentimiento y su gloria.

–¿Cómo se lleva con la ‘Madrastra Historia’?
–Sorprendido al ver que lo que parece tan familiar aquí y ahora lo es igualmente en las antípodas. En vez de llevar brújula conviene ponerse un imán en la nariz.

–Esa obra también es, en cierto modo, un ajuste con determinado pasado de España, ¿cree que España necesita ajustar cuentas con el pasado?
–Mal ajustados dos ‘semi-hermanos’ incluso bien pegados con superglu no forman un hermano. El camaleón sólo exhibe su color cuando se ayunta con otro.

–Dedicó un libro a su padre, desaparecido tras la guerra en las cárceles franquistas, así que pocos pueden opinar con más razones que usted sobre la memoria histórica ¿qué le parece la polémica que hay con ella?
–Nuestra memoria (en todo caso la mía) es tan intransferible, personal, intima y fractal que ignora los decretos: el miedo del Alzheimer ocasiona la recrudescencia de enfermedades del corazón.

–¿Siguen vigentes los postulados del movimiento pánico?
–Depende del horario, la circuncisión y el perro lobo del móvil. Dichosas ardillas sin domingos ni vacaciones.

–¿Qué ha sido de las vanguardias?
–Tocan la ocarina con jirafas en los castillos ingleses con fantasmas.

–¿Existen jóvenes dispuestos a recoger su testigo o han de mantenerlo los Trascendentes Sátrapas como usted?
–Si se les coloca al sol con dos liebres de Fanagan a tiro.

–¿Fundará algún movimiento nuevo?
–Sólo lo conseguiría si me equivocara de error. Escrupuloso ciempiés: para no dar pie con cola, anda con cien ojos.

–¿Qué conoce del actual teatro?
–Mis colegas zurdos suelen llevar a los tentaderos vacas locas para el milk-shake de los apuntadores.
[Pausa]
Por cierto ¿pero cree usted que el corral se merece esta entrevista nuestra?

–¿Cree que tiene problemas, el teatro español, parecidos a los de su época o ya se ha producido el tan deseado cambio?
–Sí, porque con un esquí verde y una torrija los atenienses inventaron el consolador miniatura. En Ciudad Rodrigo me preocupaba saber si el gusano de seda de mi cajita de cartón se desanimaba.

–¿El Arrabal dramaturgo ha devorado al narrador y al poeta, o sigue escribiendo relatos y poemas?
–Devoro elefantes e icebergs pero discretamente verifico antes sus alientos. El águila sentada en su butacón caza ovejas con un rifle.

–¿En qué anda enredado ahora, qué lee, qué y a quién ve?
–Estoy enredado con un club de desnudistas en un bloque de cemento.

–¿Cómo va la preparación de la ópera que estrenará en el Real?
–Como las pirámides de Egipto. El libreto: escrito en tres día y la música en 9.000 horas. Peor aún: el mono creó el inmundo mundo; evolucionó y se transformó en hombre antes de volverse Dios a su propia imagen y semejanza.

–¿Pensó alguna vez que estrenaría una ópera en Madrid?
–Lo pensé con Falla durante la larga existencia de su ‘vida breve’.

–Hace tiempo aseguró que no le resultaría difícil escribir su autobiografía porque la suya era una vida repleta de acontecimientos: ¿El Max podría ser el estímulo que estaba esperando o hay demasiados momentos que quiere olvidar?
–Con tomates birmanos y un circo de Bangkok como si un coche de bombero con su larga escalera salvara a un gato siamés de la copa de un bonsai.

–¿Podría recordar la última conversación que ha mantenido con su amigo Houellebecq, ahora que Plataforma triunfa en los escenarios españoles?
–Houellebecq: “Como el día 30 comienzo a dirigir el filme del que usted, cher Arrabal, es co-guionista, espero y deseo que las autoridades de Lanzarote me permitan filmar en su irremplazable Parque Nacional las secuencias más importantes del filme”.
Mi respuesta: De todo esto hemos hablado especialmente el martes por teléfono (usted estaba en Madrid). ¡Cómo me encantaría que Timanfaya tomara en cuenta la trascendencia cervantina de su primer largometraje! En vista de ello me he permitido escribir (naturalmente a mano) al Director-conservador del Parque, el señor don Aurelio Centellas Bodas. Pero ¡pobre de mí!, ¿quién soy yo?
Como no les falta nada a nuestros inspectores se han comprado chivos expiatorios pata negra.

–¿Y con Kundera, sabe el gran escritor checo que a usted le van a entregar al fin uno de los premios más importantes de la escena española?
–Lea su luminoso ensayo sobre el juego en mi obra. Pero sin olvidar que el biólogo molecular quisiera vivir con un animal de compañía; no sabe si elegir un enorme virus o un diminuto dinosaurio.

–¿Qué le interesa más, qué sigue más intensamente hoy, la campaña electoral francesa, o la vida política española?
–Como me pongo bizco, los sarcófagos (con familias a su cargo) me dicen: “Has perdido demasiadas entregas de este folletín para que lo puedas seguir”. Los hay que sólo miman a su gata; pero la cucaracha también es un animal doméstico.

Arrabal añade : El elefante tuvo que cortarse la trompa; su rabito sentía celos de ella.
Y suplica: Please, respeten el ‘honor’ y todas las líneas de esta entrega única. Y sobre todo no le pongan la entradilla patosa e indocumentada de quien todo lo sabe y lo mejunja con su chato conocimiento de ‘la provocación’, el ‘surrealismo’ y el ‘escándalo’. Amén.

ESTEBAN, Rafael