Su carne hiende, rojo, el sable. Él grita.
Le han amputado amigos, fe, la fuerza;
y ahora... Manco. Ha embarcado en altas naves
a imprecisos desiertos por herir
la estrella ensangrentada. En vano. Queda
rezar, soñar. En un instante, andantes
caballeros entreverá lejanos
que impedirá extinguirse (no lo sabe),
también la gracia que no quiso darle
el cielo (va a morir), la tierra humilde
de cuyo nombre no querrá acordarse...
Una voz interrumpe su regreso
cuando el sable le cierne la garganta.
Darth Vader dice: "Luke, yo soy tu padre".
Rodrigo Olay, Cerrar los ojos para verte, Premio Asturias Joven de Poesía (Editorial Universos, Mieres, 2011)
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