Sesión inaugural del CILE

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Sobre la sesión inaugural del Congreso Internacional de la Lengua. Publicado en www.abc.es

 

Don Juan Carlos sitúa a Macondo como «un lugar de la lengua española»

    Con la presencia de los Reyes y el presidente de Colombia, Álvaro Uribe (además de Martín Torrijos, presidente de Panamá, y el ex mandatario estadounidense Bill Clinton), el IV Congreso Internacional de la Lengua Española arrancó ayer en el Centro de Convenciones Getsemaní de Cartagena de Indias. César Antonio Molina, director del Instituto Cervantes, fue el encargado de romper la cinta de este foro, que calificó como una «cita asentada e ineludible».
    El escritor argentino Tomás Eloy Martínez recordó que «somos hijos y nietos de la lengua que venimos a celebrar, pero somos padres y abuelos de la misma, que estamos construyendo» permanentemente. Como lengua viva, variada y común, Martínez subrayó las variedades («impurezas») del español en cada país y en cada región, para reivindicar el castellano de cada rincón de América, «de Galicia y de Andalucía», «de los viñedos de California y de las calles de Nueva York». El español es siempre el mismo. No lo cambian ni las nuevas tecnologías ni el hablar precipitado de las nuevas generaciones. La lengua «siempre será más rápida que nuestros pasos y siempre nos reflejará en el espejo en el que aún no estamos»...
 
Un mercado común de libros
 
    El novelista y académico Antonio Muñoz Molina designó a la literatura como motor de la unidad hispanoamericana, en contraste con la economía como seña de fraternidad europea: «Los libros, la mercancía de las palabras, nos han descubierto mundos reales e imaginarios. Si Europa cumple cincuenta años, los hispanohablantes cumplimos cuarenta», los transcurridos desde la publicación de «Cien años de soledad», un libro que «nadie esperaba», porque, «como decía Proust, nadie espera lo nuevo» y desconocido.
    En un final vibrante y aclamado, el autor de «El jinete polaco» aseguró que «nos sobran palabras y nos faltan hechos. Celebramos con euforia estadística los millones de hablantes, pero el porvenir del español no puede estar en la demografía sino en el progreso, en la justicia social y en la educación, que mejorarán la vida y por lo tanto las capacidades expresivas de quienes lo hablan. El enemigo del español no es el inglés, sino la pobreza; lo que amenaza la literatura y los libros es la ignorancia y el abandono de la educación, no internet. Necesitamos bibliotecas, pero también tejidos editoriales para establecer un mercado común de los libros. Y que ni la tiranía ni la violencia amenacen la libertad de expresión».
 
«El último reducto de libertad»
 
    El Rey, recibido con aplausos y constantes muestra de afecto durante su estanciaen Colombia, reafirmó la vigencia del lema «unidad en la diversidad» que encabeza el Congreso, para lo que destacó la publicación de la nueva Gramática, que «muestra el mapa de nuestro idioma en su inmensa variedad».
    Don Juan Carlos recordó que «en la lengua está el último reducto de nuestra libertad, pues construimos el futuro y los sueños con palabras». Tras mencionar al Inca Garcilaso y a Sor Juana Inés de la Cruz, el Rey subrayó que «el español encontró en América su excelencia». Como patrimonio común, recordó a Octavio Paz, quien contaba que «los primeros libros que leí fueron escritos en español, sin pensar jamás en la nacionalidad del autor. Nunca he puesto en duda la unidad de nuestras letras». En referencia a García Márquez destacó que «Macondo es un lugar de la lengua española».
    Álvaro Uribe cerró la sesión inaugural ensalzando «esta ciudad cuya visita Cervantes vio frustrada» (en 1590 intentó conseguir aquí un puesto como contador de galeras) y donde «Gabriel García Márquez comenzó su vida literaria». También loó «el más bello idioma de los hombres, que vivirá por milenios» y su «más bella obra, el Quijote de nuestro tiempo», como Pablo Neruda calificó a «Cien años de soledad».
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